LA MENTIRA
Todo comenzó desde el Cha. Ella buscaba una nueva alternativa para salir de la soledad que la atormentaba. En ese momento, en uno de esos sitios de Almas solitarias, vio su foto y se quedó cautivada. Bastó un correo para contactarse y desde ese momento comenzó a anidar en su lama una gran ilusión
Todos los días a determinadas horas chateaban y eran charlas profundas. Con buenos augurios, con buenos deseos. Daba la sensación que era algo sincero desde ambas partes.Cada uno comenzó a contar sus cosas, ella con mayor profundidad. Ella se sentía tan segura con él, ya sea por llevarle muchos más años o, tal vez, por la madurez de las palabras con las que él se manifestaba y sobre todo por su historia. Una historia pocas veces escuchada, pero a la que nunca le dio más importancia de la que él le daba. Ella también tenía su historia y ambos pactaron no hacerlas tan extremistas.
Las conversaciones sucedían día tras día, y ella se enamoraba sin tan siquiera haberlo conocido en persona. Él confesaba lo mismo y ella le devolvía el mismo sentimiento.
Él comenzó con problemas familiares, económicos y ella tan comprometida con las personas que quería se preocupaba hasta tal punto que le envió una pequeña suma de dinero para poder ayudarlo y tratar de salvar momentáneamente ciertas circunstancias.
Mientras todo eso ocurría ambos proyectaban formar una familia, cada uno con sus aportes. Ambos o al menos ella, creía que había conseguido al hombre que siempre había buscado sin encontrarlo.
Hubieron situaciones en donde ella se desilusionaba creyendo que él ya no deseaba estar más en contacto, pero él siempre buscaba la manera de darle tranquilidad y con decir “te amo” ella lo creía y esperaba lo que tenía que esperar, por que realmente amaba a aquel desconocido hombre .
Llegó el momento de conocerse y cuando ella lo vio se desvelaron todas las dudas. Fue un beso que selló su amor. Y desde que estuvo a su lado ella se sentía cuidada, protegida, amada, deseada…
Fueron tres días perfectos el los que ella no quiso preguntar en profundidad quién era ese hombre que estaba en su casa. Junto a sus hijas- ¿Por qué no se cuestionó nada? La respuesta era que; antes en una charla por Chat, ambos se habían jurado aceptarse como eran y eso ella lo estaba cumpliendo. Porque ella amaba a ese hombre que compartía ahora su casa, su lecho.
Fueron tres días de proyectos de él con ella. Ella se sentía apabullada, pensando si todo eso era verdad, porque era maravilloso y lo quería cuidar.
Llegó el día de la partida y ella sintió que él se llevaba su alma, y que pronto, en diez días él la traería de vuelta para estar todos juntos en familia
Fue feliz y temerosa. Feliz porque él le decía que ya no estaba sola. Pero en el fondo temía que nunca más volviera.
Y lamentablemente fue lo último. Nunca más volvió y nunca más se contacto. La primera señal fue cortar contacto telefónico. Alegó que su celular se había roto. Ahí comenzaron una infinidad de preguntas, ya que si uno desea comunicarse lo hace por teléfono fijo, por locutorios, cambia su chip a otro teléfono, siempre hay alguna alternativa.
Luego se distanciaron los Chat y los correos pero nunca fueron desalentadores. Pero se alejaron con el tiempo. Y mientras estas comunicaciones se dilataban ella sentía que volvía a morir.
Nada encajaba. Había cientos de preguntas sin respuestas. Luego comenzó la danza de la confusión: una tercera persona usando su dirección de Messenger trasmitiendo situaciones de su vida. Ella nunca más pudo hablar en forma directa con él, siempre estaba esa tercera persona ejerciendo de intermediario. Y por ser tan confuso, ella decidió cortar con el Chat.
Ha pasado ya un tiempo prudencial y miles de preguntas flotan por su cabeza. ¿Que sentido tuvo todo esto. Con qué fin él `pudo hacer tal cosa? Lo único que ella sabe es que se enamoró de ese hombre, sabiendo que detrás de él, puede haber cosas que NO eran ciertas. Lo que él nunca sabrá es que ella lo aceptaría tal como era, bastaba sólo con que él fuese un hombre “laburador”. Con eso hubiera abastado.
Todavía no hay respuestas a tantas preguntas. Lo único que sabe es que ella se volvió a enamorar y volvió a amar y ese amor no fue correspondido.
(AnÓnimo)
Todos los días a determinadas horas chateaban y eran charlas profundas. Con buenos augurios, con buenos deseos. Daba la sensación que era algo sincero desde ambas partes.Cada uno comenzó a contar sus cosas, ella con mayor profundidad. Ella se sentía tan segura con él, ya sea por llevarle muchos más años o, tal vez, por la madurez de las palabras con las que él se manifestaba y sobre todo por su historia. Una historia pocas veces escuchada, pero a la que nunca le dio más importancia de la que él le daba. Ella también tenía su historia y ambos pactaron no hacerlas tan extremistas.
Las conversaciones sucedían día tras día, y ella se enamoraba sin tan siquiera haberlo conocido en persona. Él confesaba lo mismo y ella le devolvía el mismo sentimiento.
Él comenzó con problemas familiares, económicos y ella tan comprometida con las personas que quería se preocupaba hasta tal punto que le envió una pequeña suma de dinero para poder ayudarlo y tratar de salvar momentáneamente ciertas circunstancias.
Mientras todo eso ocurría ambos proyectaban formar una familia, cada uno con sus aportes. Ambos o al menos ella, creía que había conseguido al hombre que siempre había buscado sin encontrarlo.
Hubieron situaciones en donde ella se desilusionaba creyendo que él ya no deseaba estar más en contacto, pero él siempre buscaba la manera de darle tranquilidad y con decir “te amo” ella lo creía y esperaba lo que tenía que esperar, por que realmente amaba a aquel desconocido hombre .
Llegó el momento de conocerse y cuando ella lo vio se desvelaron todas las dudas. Fue un beso que selló su amor. Y desde que estuvo a su lado ella se sentía cuidada, protegida, amada, deseada…
Fueron tres días perfectos el los que ella no quiso preguntar en profundidad quién era ese hombre que estaba en su casa. Junto a sus hijas- ¿Por qué no se cuestionó nada? La respuesta era que; antes en una charla por Chat, ambos se habían jurado aceptarse como eran y eso ella lo estaba cumpliendo. Porque ella amaba a ese hombre que compartía ahora su casa, su lecho.
Fueron tres días de proyectos de él con ella. Ella se sentía apabullada, pensando si todo eso era verdad, porque era maravilloso y lo quería cuidar.
Llegó el día de la partida y ella sintió que él se llevaba su alma, y que pronto, en diez días él la traería de vuelta para estar todos juntos en familia
Fue feliz y temerosa. Feliz porque él le decía que ya no estaba sola. Pero en el fondo temía que nunca más volviera.
Y lamentablemente fue lo último. Nunca más volvió y nunca más se contacto. La primera señal fue cortar contacto telefónico. Alegó que su celular se había roto. Ahí comenzaron una infinidad de preguntas, ya que si uno desea comunicarse lo hace por teléfono fijo, por locutorios, cambia su chip a otro teléfono, siempre hay alguna alternativa.
Luego se distanciaron los Chat y los correos pero nunca fueron desalentadores. Pero se alejaron con el tiempo. Y mientras estas comunicaciones se dilataban ella sentía que volvía a morir.
Nada encajaba. Había cientos de preguntas sin respuestas. Luego comenzó la danza de la confusión: una tercera persona usando su dirección de Messenger trasmitiendo situaciones de su vida. Ella nunca más pudo hablar en forma directa con él, siempre estaba esa tercera persona ejerciendo de intermediario. Y por ser tan confuso, ella decidió cortar con el Chat.
Ha pasado ya un tiempo prudencial y miles de preguntas flotan por su cabeza. ¿Que sentido tuvo todo esto. Con qué fin él `pudo hacer tal cosa? Lo único que ella sabe es que se enamoró de ese hombre, sabiendo que detrás de él, puede haber cosas que NO eran ciertas. Lo que él nunca sabrá es que ella lo aceptaría tal como era, bastaba sólo con que él fuese un hombre “laburador”. Con eso hubiera abastado.
Todavía no hay respuestas a tantas preguntas. Lo único que sabe es que ella se volvió a enamorar y volvió a amar y ese amor no fue correspondido.
(AnÓnimo)