Una mala pasada del destino
Un día, Nano y yo, decidimos jugar a ser novios por un mes.
Nano: Estoy cansado, ¿quieres tomar algo? Voy a ir a comprar.
Yo: Agua, por favor.
Nano: Espera aquí.
Minutos después, un desconocido se me acerca.
Desconocido: ¿Conoces a Nano?
Yo: Sí, ¿por qué?
Desconocido: Es que un conductor ebrio lo atropelló y está en el hopital.
11:57 pm. El doctor sale del cuarto de emergencias y me muestra a mí un agua y una carta.
Doctor: Lo encontramos en su bolsillo.
Yo leo la carta y dice: “Estos últimos días me he dado cuenta que me estoy enamorando de ti, y antes de que el juego termine, quiero que seas mi novia por siempre. Te amo, Samantha”
Yo rompo el papel y grito: ¡No te puedes morir, yo te amo! ¡No puedes hacerme esto!
El reloj dio las 12:00 y el cuerpo de Nano dejó de funcionar. Era el día 30.
(Anónimo)