¿Cómo enamorarse en un aeropuerto?



¿Cómo enamorarse en un aeropuerto?


Lo que me sucedió en el aeropuerto de la T4 de Madrid:
A ver como empiezo esto.

Desde que me subí al avión, pensé en que lo primero que tenia que hacer al llegar a casa era escribirlo.

Acabo de llegar ahora mismo. La historia que te voy a contar suena a comedia/drama romántica americano. Pero es completamente cierta y me sucedió.

El día que reservé los billetes de avión, escogí el martes 6 para la ida a Madrid y el miércoles 14 para la vuelta. Curiosamente “algo” impidió que yo reservara los billetes para la vuelta el día 14, así que tuve que volver el martes 13.

¿Creéis en el destino?

Pues hoy, martes hace un rato, (aunque ahora ya es miércoles) mis tíos me acompañaron hasta el aeropuerto, pero no en coche, sino que yo, como tengo que ir a Londres sola, tenia que “guiarlos” hasta el aeropuerto. Era una especie de entrenamiento para lo que se avecinaba.

Llegué sobre las 8 al aeropuerto y mi avión salía a las 9:30. Tenia 1 hora y media para aburrirme todo lo que quisiera.
Así que me lleve 3 revistas para leer. Dos de Vogue y una de Telva. Estuve media hora dando vueltas por el aeropuerto, y como en mi zona de embarque había mucha gente, yo me fui a otra parte donde apenas tenía personas a mi alrededor.

Llevaba puesto un vestido/camiseta gris con la bandera de EE.UU., un sombrero borsalino de rafia y unas sandalias romanas. Estaba leyendo una de las revistas en ese momento cuando de repente se me acerca un chico de unos 30 años. Alto, musculado, con gafas de sol, e iba muy bien vestido.

Y me pregunta:

-Perdona, tu revista no traerá el horóscopo ¿verdad?

A mi me pilló muy desprevenida, pero como no suelo ser desagradable con la gente seguí hablando con él.

-No lo sé, déjame mirar, me parece que no ya que esta es de moda pero tengo, aquí dos revistas mas.

Me puse a ojearlos, aunque no ponía ningún horóscopo, le dije que en la revista Cuore si había.

Y mientras el decía:

- Te puede parecer increíble, pero aun en el siglo XXI hay gente que cree en estas cosas.

Y yo:

- Si es verdad, a mi me pasa que muchas veces coinciden, ¿pero como le puede suceder lo mismo a todas las personas que lo lean? (yo no esperaba respuesta, fue una pregunta retórica)

- Yo miro esto por que me dan mucho yuyu los viajes en avión-

Y yo:

- Sí, a mi también, y yo que he viajado muy poco en avión… este verano hago 8 vuelos.

Y nada, continuamos hablando Hasta que le dije que yo tenía que mirar la hora a la que salía mi avión

-Te acompaño- me dijo

Curiosamente, se había retrasado y llegaba a las 10:40.

Bueno pues nada, yo empecé a hablar con este chico. Le comente que hacia 1º de bachiller, que quería ser diseñadora y parte de mi vida. Le conté que a mi también me daba mucho respeto viajar y que este verano haría muchos viajes, entre ellos a Saint Martins.

Al parecer él se dedicaba a algo relacionado con la educación física, pues me comento que había trabajado 3 meses en Estados Unidos como profesor para chicos obesos americanos. Yo me reí, ya que pensé que eso solo existía en las películas, y me dijo que el también creía lo mismo, pero que de verdad los hay.

Y nada, estuvimos todo el rato juntos. Yo por un momento, al principio, creí que era gay, por que entre lo musculado que estaba y lo bien que vestía…

Pero empezamos a hablar de novios y yo le dije que nunca había tenido uno, y el no me creía, aunque al final me acabo creyendo y me dijo:

- Tú eres encantadora y guapa, si admito que los chicos al principio nos fijamos en el exterior, pero es por culpa de la testosterona, pero en el fondo, cuando nos enamoramos no es del exterior. Mira, hay una frase que resume mis creencias “las mujeres quieren a los hombres de los que se enamoran y los hombres se enamoran de las mujeres que quieren”. Tu eres muy guapa, cuando me vi me fije en ti, tu podrías tener al chico que quisieras.

Nunca me habían dicho ese tipo de cosas.

Pues hablamos de toda nuestra vida, el se llama José y es de Pamplona, yo le dije que era M.E. y todo eso.

Pues José no paraba de repetirme que era una chica muy completa, que era guapa, inteligente, tenia buen tipo y además era encantadora.

También me comento que le gustaba mi sombrero, yo le dije que se podía comprar uno, pero el me contesto diciendo que era de chica. Así que frente a esto le puse el ejemplo de dos chicos que habían comprado unos pantalones de chica en Zara, pero que les quedaban muy bien.

Su respuesta me sorprendió. Me comentó que él había comprado unos pantalones en Stradivarius, ya que al hacer gimnasia, le sentaban mejor, y que además se lo había recomendado un amigo, Iván Madrazo (ganador de GH 10, pero desde entonces ya no se veían tanto).

Me dijo que merecía la pena probar, tener algún novio, por que si nunca pruebas nunca sabrás. Pero que si me gustaba alguien, no limitarme a conocerlo en la discoteca, sino invitarle al cine o a tomar algo, conocerlo como persona. Y que si él me hubiera visto en otro momento me habría invitado a tomar algo.

Y yo le conté mis creencias respecto a ese tema.

El saco el portátil y en ese momento me di cuenta de que había visto a José antes, y le dije:

-Tu venias detrás de mi en el embarque, recuerdo que no te dejaron pasar por el portátil y tuviste que sacarlo y enseñarlo.

Y se quedó muy sorprendido y me dijo -Vaya memoria tienes-

Le conté todo lo de Londres, que mi hermana vivía en Pamplona. Tras lo cual me pidió que cuando fuera allí, le avisara.
Había algo entre nosotros.

Me dijo que había sido muy especial conocerme. Que le daba pena marcharse, por que el cogería un avión y yo otro, y que nuca sabría cuando nos volveríamos a ver. Pero me dijo que las cosas buenas, lo eran porque duraban poco.
Me pidió el correo, dijo que no quería perderme. Que había encontrado a alguien muy especial. Le enseñé un papel en el que yo había apuntado por donde tenia que ir para llegar al aeropuerto, riéndome de mi misma por lo paleta que soy. Ambos lo éramos, pues somos de ciudades parecidas. Y me dice:

-Un momento.

Me quita el papel y me escribe una cosa.

-No lo abras hasta que no estés en el avión.

Yo le quería dar algo como recuerdo, pero no tenia nada encima.

- Ojalá te pudiera dar algo, pero como no te regale un brillo de labios…

Así que me dio un papel y yo le escribí lo siguiente:

“Querido José:

No sabes cuando me alegro de que me hubieras preguntado el horóscopo, eres una persona muy especial. Esto es como una película, todavía no me lo puedo creer, ha sido un placer conocerte y espero que te vuelvas a subir a mi tren.

Un beso”.

Lo de subir a mi tren era por una metáfora que le había dicho yo, en la que comparaba una vida a un tren, ya que en cada estación se suben y se bajan personas diferentes que no sabes cuando volverán.

Yo tenia que subirme al avión, pues la gente ya estaba embarcando, se lo comenté, y el me dijo:

- ¿Puedo darte la mano?-

Y así me acompaño hasta donde yo tenia que coger el avión.

Estaba esperando en la cola, y me dijo que quería volver a verme, dijo que quería ir conmigo a la playa. Nos besamos para despedirnos, y se fue…

¡Yo lloraba!

¡Había sido muy fuerte!

Un rato después de estar en el avión me atreví a leer la nota. Ponía esto:

“Me has encantado. Eres preciosa en todos los sentidos” Y un corazón dibujado.

Ah, debo recordar que me dijo que yo parecía de Europa del Este.

Y esta es la historia.

Estuve durante casi todo el viaje llorando.

¡Que fuerte!

(Anónimo)