Christina Aguilera casi logró acabar su actuación en la gala de los Grammy sin ningún percance. Casi. La cantante de Staten Island abrió el espectáculo como parte de un homenaje a Aretha Franklin por parte de diversas divas del Pop: Aguilera, Jennifer Hudson, Martina McBride, Yolanda Adams y Florence Welch se turnaron para cantar a todo pulmón los éxitos de la reina del Soul.
Después, Franklin apareció, hablando desde su casa de Detroit luciendo un físico ostensiblemente más delgado tras haber sido hospitalizada el año pasado por sufrir una enfermedad que, hasta el momento, no ha sido no revelada. Franklin agradeció el apoyo recibido por fans y amigos.
Todo parecía ir bien y las artistas recibieron una gran ovación con el público de pie. Pero a medida que se iban despidiendo, Aguilera estuvo a punto de darse de bruces contra el suelo. El micrófono de pie, al cual se aferró, evitó un nuevo ridículo a la artista de origen ecuatoriano e irlandés.
Y es que Aguilera lleva un mes de gafe, pues apenas hace unos días se equivocó al cantar el himno nacional durante el descanso de la Superbowl, la final de fútbol americano que siguen más de cien millones de personas tan sólo en Estados Unidos.
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